Raúl López
Todo un símbolo del Cádiz actual, ha jugado con el equipo amarillo en tres categorías diferentes a lo largo de trece temporadas, en las cuales ha alcanzado el honor de convertirse en el futbolista que más partidos de liga ha jugado con la camisola amarilla en toda su historia.
Defensa muy duro, en sus comienzos era tremendamente agresivo y vehemente, lo que le costaba muchísimas expulsiones. Con el paso de los años, Raúl fue madurando y puliendo sus defectos, a la par que potenciaba sus cualidades. Limitado técnicamente, con paciencia y tesón fue mejorando hasta convertirse en un lateral de recorrido que ayudaba en ataque desdoblando a su interior, y que incluso se permitía el lujo de marcar algún que otro gol.
Su crecimiento era constante año tras año, y temiendo que el Cádiz no saliera jamás del pozo, se cruzó toda España para enrolarse en el Racing de Ferrol, que le abría las puertas a la Segunda División.
El jerezano cumplió con creces, pero nunca se aclimató a la vida en el norte, y el ascenso del Cádiz fue para él doble motivo de alegría: el equipo de su vida emergía de nuevo de las profundidades, y él podía aunar su sueño de jugar en categoría profesional con el de hacerlo en su propia casa.
Sueños a los que les puso la guinda al disfrutar del ascenso a Primera, algo totalmente impensable para él y para el club cuándo debutó contra un equipo como el Gáldar allá por 1996.
Tras la temporada 2010-2011, le faltó un único partido para renovar automáticamente. Quique Pina llegó, y en su primera comparencia fue clarísimo al respecto: "sentimentalismo cero". La carrera de Raúl López en el Cádiz terminó en ese momento, y el jerezano, incapaz de vestir otra camiseta, terminó bajando los brazos y asumiendo la nueva realidad, retirándose con 400 partidos a sus espaldas.
A los pocos días, el consejo de la entidad le otorgaba la insignia de oro y brillantes del club (máxima distinción prevista por el reglamento interno de la entidad).
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