El puente José León de Carranza (más conocido como puente Carranza) es un puente que une las orillas de Cádiz y el término de Puerto Real a través del saco interior de la bahía de Cádiz. La distancia salvada forma parte del trazado de la N-443. Era uno de los dos únicos accesos a Cádiz por el continente hasta la construcción del nuevo puente de la Constitución de 1812. Además de la distancia salvada, este puente es especialmente singular por salvar un vano de 90m mediante dos hojas basculantes, de las más grandes de Europa.
Salvar el antiguo y obligatorio rodeo a la bahía de Cádiz por San Fernando fue el objetivo principal del levantamiento de alguna estructura que permitiese la conexión directa entre Cádiz y Puerto Real. Sin embargo, dicha conexión no pretendía llevarse a cabo para facilitar exclusivamente la comunicación entre sus habitantes, sino más bien para mejorar el transporte de todas aquellas mercancías que llegaban al Puerto de Cádiz, bien hacia el interior peninsular, bien hacia destinos de ultramar.
Contando casi desde el inicio de su proyección con la negativa de las distintas alcaldías cañaíllas y dentro de un ambiente poco propicio económicamente para obras de tal calado, puede comprenderse la tardanza en la ejecución de unas obras consideradas uno de los símbolos de la capital
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