Fermín Salvochea y Álvarez (Cádiz, 1 de marzo de 1842 - 27 de septiembre de 1907) llegó a ser alcalde de Cádiz y presidente de su cantón durante la Primera República. Fue uno de los principales propagadores del pensamiento anarquista en Cádiz en el siglo XIX. Siendo un destacado federalista, en 1871 se afilia en la I Internacional Obrera. En 1873, durante la época del cantonalismo, fue elegido presidente del comité administrativo del Cantón de Cádiz.
Nació en la Plaza de las Viudas, de una familia de origen navarro. Su abuelo paterno se había establecido en Cádiz, procedente de Navarra, para dedicarse al comercio. A los 15 años su padre, siguiendo las tradiciones de la burguesía mercantil gaditana a la que pertenecían, le envía a Inglaterra para que se familiarice con las técnicas comerciales, permaneciendo en Londres y Liverpool cinco años.Regresa a Cádiz con 21 años, con ansias de reformar la sociedad, influido por las doctrinas del socialismo utópico. Se hace conocer por su tolerancia y generosidad.
Participa activamente en los sucesos del 68, por lo que es encarcelado. Puesto en libertad el 69, organiza partidas armadas contra el gobierno en la Sierra de Cádiz, siendo derrotadas por las tropas gubernamentales, por lo que se refugia en Gibraltar. En 1871, gracias a la amnistía promulgada por Amadeo de Saboya, regresa a Cádiz. Se cree que es en esta época cuando se afilia a la Internacional, aunque sigue apoyando las ideas federalistas y republicanas.Líder indiscutible del Cantón de Cádiz, fue alcalde de Cádiz durante la Primera República donde tomó numerosas medidas para limitar la influencia de la iglesia. Desalojó a las monjas de la Candelaria de su convento, sustituyó en las escuelas la enseñanaza de "religión" por la de "moral universal", prohibiendo cualquier dogma positivo alguno. Las escuelas con nombres de santos, recibieron nuevos nombres como La Razón, La Igualdad o La armonía. También cambiaron el nombre de las calles dedicadas a santos por otros laicos como Voltaire, Juárez, Jacobinos, etc. Se suprimieron las fiestas religiosas y se creó una fiesta cívica del advenimineto de la República Federal.
Al finalizar el episodio del cantón, es apresado por las tropas del general Pavía, juzgado en Sevilla y condenado a cadena perpetua, permaneciendo varios años detenido en el Peñón de Vélez de la Gomera y en Ceuta, plazas de soberanía españolas en el norte de África. Renuncia al indulto que le ha conseguido el Ayuntamiento de Cádiz en 1883, escapándose a Marruecos. Desencantado de la vía política y del parlamentarismo, será durante sus años en presidio y en el exilio (tras su fuga, que le llevará a Francia), cuando se haga firmemente anarquista, de la tendencia anarcocomunista.
Organiza los primeros actos por el Primero de Mayo en Cádiz en 1890, motivo por el que es detenido preventivamente al año siguiente. Estando en la cárcel tiene lugar el Motín Agrario de Jerez de la Frontera de 1892 en el que es implicado por falsos testimonios y por el que es condenado a 12 años de prisión. Una nueva amnistía le permite salir de la cárcel en 1899, y marcha de nuevo a Cádiz (donde conoce a Pedro Vallina), de donde pronto partirá hacia Madrid. Allí colaborará con la Revista Blanca de los libertarios Joan Montseny y Soledad Gustavo y, en general, participará en las actividades anarquistas de la capital. Estará presente y apoyará la huelga general de 1902.
Renuncia a su herencia y a las posesiones familiares, que entrega a los más necesitados, decidiendo llevar una vida lejos de todo lujo material, cercana a la indigencia.
De vuelta a Cádiz, fallece el 28 de septiembre de 1907, tras caer de la tabla que le hacía las veces de cama. Su entierro fue una gran manifestación de duelo popular. Durante el entierro, empezó a llover a cántaros cuando la comitiva pasaba al lado del ayuntamiento. El alcalde ofreció que entrasen en el ayuntamiento diciendo: Esta es su casa. Que no salga de ella hasta que no acabe la lluvia.
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